del feudalismo a la revolución


Cuando se habla de Viet Nam, generalmente es para referirse a la guerra que enfrentó a esta nación con los Estados Unidos durante cerca de diez años y que tanto repudio causó, sobre todo, entre miles de jóvenes de los cinco continentes.

Pero Viet Nam es mucho más que eso. Es, en el campo de la literatura, uno de los países con mayor tradición poética en el Asia y también en el mundo, la que está fuertemente vinculada a su historia e identidad cultural, así como también a su espíritu libertario.
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Por lo tanto, rescatar parte de esa tradición –aunque sea de manera muy sintética- y ponerla al alcance de los lectores nos parece que salda una deuda importante con aquel pueblo, sobre todo en nuestro país, donde los poetas de Viet Nam son prácticamente desconocidos.

Antes de pasar a los poetas, vale decir algo respecto al idioma. El vietnamita es una lengua monosilábica y politonal de gran riqueza rítmica y conceptual que combina una amplia variedad de sonidos y tonos.
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Por ejemplo, cada sílaba puede pronunciarse en seis tonos diferentes, ya sean estos duros o llanos, lo que define fundamentalmente la musicalidad de los versos. La variación de un tono puede reflejar un estado de ánimo con gran precisión. Por estas características del idioma Viet Nam posee una rica tradición oral que incluye proverbios, relatos y leyendas en verso que antecedieron a la poesía escrita.
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En la poesía vietnamita se puede captar claramente una fusión entre la poesía popular y la culta, lo que ha sido clave en su desarrollo. Es importante destacar también que muchos poetas escribieron en chino, lo que significó un aporte importante a la poesía clásica china respecto a estructuras e imágenes.
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Es característico, además, que durante parte importante de su historia muchos de sus poetas pertenecieron a diferentes dinastías de gobernantes o estuvieron ligados a poderosos emperadores a los cuales sirvieron tanto en la guerra como en asuntos de estado, ya fuera en funciones administrativas o diplomáticas.

rescatado de un artículo escrito por Alejandro Lavquén

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