victoria de un pueblo

Treinta años de la derrota yanqui en esa nación indochina

Saigón (nombre antiguo de Ciudad Ho Chi Minh), 30 de abril de 1975. Despunta el día. La orden está dada: "Hay que abandonar la ciudad". Soldados norteamericanos suben apresuradamente al primer vehículo a mano. Muchos marines a medio vestir salen de manera precipitada de los prostíbulos que han inundado la urbe. También de los garitos y fumaderos de opio. Yipis y camiones militares los conducen a las bases donde esperan los helicópteros con los motores en marcha. Deben llevarlos a los buques de guerra. Con ellos parten algunos funcionarios títeres. En el apresuramiento tropiezan unos con otros. Nadie los tiene en cuenta.

El embajador Graham Martin es de los primeros en marcharse. Él, que con tanto entusiasmo ha defendido a Nguyen Van Thieu (títere impuesto al frente del gobierno saigonés por Estados Unidos), sube a un helicóptero que con urgencia lo traslada al portaaviones Blue Ridge. En la operación que muy bien pudiera llamarse "Estampida" participan 70 helicópteros. Los 40 buques y cinco portaaviones estadounidenses en aguas de Viet Nam están repletos de marines y sus colaboradores: compungidos, unos; resignados, otros, aliviados, la mayoría.

Las "pérdidas colaterales" son historia vieja en la acción agresiva de la Casa Blanca

Washington. Oficina Oval de la Casa Blanca. El presidente Gerald Ford, el secretario de Estado Henry Kissinger y un puñado de generales y asesores analizan un mapa desplegado sobre una mesa que tiene encerrado en un círculo rojo la palabra Viet Nam.

Los rostros de todos los presentes están sombríos y ceñudos. El primero en hablar es el Presidente. Dice que ha dado la orden de abandonar Viet Nam, después de producirse un violento bombardeo patriota contra la base de Tan Son Nhut. A continuación afirma: "Esto cierra un capítulo en la experiencia norteamericana". Kissinger balbucea amargamente sobre la ofensiva vietnamita que obliga a las tropas estadounidenses a esa fuga tan precipitada.

Saigón. 12.15 Hora local. (04.15 GMT) La bandera del Gobierno Provisional de Viet Nam del Sur ondea en el Palacio Presidencial.

Ha concluido la guerra de Viet Nam.

Los habitantes de la ciudad salen a la calle en delirante fiesta de victoria. Orquestas en camiones, dragones multicolores y banderas del GRP inundan todas las avenidas y las plazas festejando la liberación. Por todas partes se ven retratos de Ho Chi Minh. Guirnaldas y lámparas electrónicas cuelgan en los árboles de los paseos y los jardines.

Vestidos con camisetas blancas y pantalones azules, los muchachos de la Juventud Ho Chi Minh recorren las calles vitoreando al Padre de la Patria vietnamita y gritando: "Viva la liberación de Saigón".

Hanoi (La misma hora anterior) Todo el mundo da paso también al júbilo desbordante. Besos, abrazos, lágrimas y sonrisas. Al ruido de los cohetes se une el de los vítores, lemas y canciones. Un pueblo entero en las calles festejando la victoria. Es la independencia del pueblo vietnamita, es la alegría común de la liberación de la patria de Norte a Sur.

Año 30

Este 30 de abril se cumple el trigésimo aniversario de una de las más valientes y hermosas páginas de la lucha de un pueblo por su libertad. La victoria de Viet Nam sobre el bien armado ejército de Estados Unidos en 1975 puede calificarse como uno de los acontecimientos político-militares más relevantes de las últimas cuatro décadas del pasado siglo XX.

El empecinado empeño de los sucesivos gobiernos norteamericanos de someter a los vietnamitas sufrió un fracaso total. No solo fueron derrotados en el orden militar, también en el escenario diplomático, donde la ofensiva patriótica fue tan eficaz como en el campo de batalla. Hay que puntualizar que muchos americanos estaban en contra de esta guerra y uno de los mitos de la música "Lenon" no cejó en criticar al gobierno americano por esta atroz guerra, a favor de la paz desde el interior de Estados Unidos emitiendo su mensaje hacia todo el mundo.

En cada etapa de la guerra, el Partido Comunista, bajo la guía, orientación y enseñanzas del presidente Ho Chi Minh, supo diseñar y adecuar la estrategia para derrotar en ambos campos las permanentes maniobras y perfidias de los dirigentes estadounidenses.

Comienza la agresión

En agosto de 1964 el Congreso norteamericano aprobó la Resolución sobre el Golfo de Tonkín, como un factor de su estrategia agresiva, que autorizaba al presidente Lindon Johnson a desencadenar sin declaración de guerra operaciones contra Viet Nam del Norte. La aviación de Estados Unidos inició de inmediato ataques aéreos sistemáticos al territorio de esa nación.

La bestialidad, antes en Viet Nam, ahora en Iraq

Al año siguiente se produjo una escalada sin precedente de los crímenes de Estados Unidos: bombardeos de zonas densamente pobladas, utilización de napalm, fósforo vivo y otras sustancias químicas tóxicas, como el Agente Naranja (dioxina).

En el expediente norteamericano se fueron acumulando masacres como la de My Lai, en que el sargento participante Michel Bernard, dijo: "Vi caer bajo el fuego a las mujeres, los niños y los viejos. No había ningún hombre en edad militar". Los asesinatos provocaron la repulsa mundial.

La resistencia de Viet Nam, la presión de la opinión pública internacional, e incluso la del propio pueblo norteamericano, que se manifestaba indignado contra la guerra, obligaron al presidente Johnson a aceptar en París, el 10 de mayo de 1968, las conversaciones con los representantes de esa nación indochina para tratar de buscar una solución al conflicto. Los vietnamitas aprovecharon esa tribuna como un magnífico altavoz ante el mundo entero para denunciar la intervención norteamericana y los crímenes que, haciendo caso omiso al derecho internacional, cometían los invasores.

Mientras tanto, los bombardeos con los que el presidente Johnson pretendía intimidar a la República Democrática de Viet Nam le iban costando caro. Cuando eran ya más de cuatro mil los aviones derribados, tuvo que suspender esa acción criminal. El fallecimiento del presidente Ho Chi Minh, el 3 de septiembre de 1969, llenó de luto al pueblo vietnamita, pero a la vez reafirmó su voluntad de expulsar a los ocupantes y liberar completamente a la patria como afirmó el dirigente en su testamento político, documento que reveló la claridad, dignidad política y dimensión humana del Tío Ho.

Viene Nixon

Desde que el republicano Richard Nixon asumió el poder en sustitución de Johnson, multiplicó los esfuerzos para "vietnamizar" la guerra, utilizando elementos títeres. No obstante, el nuevo mandatario sobrepasó todos los límites que se había impuesto Johnson para el uso de soldados norteamericanos. En el Sur, Nixon inició lo que llamó la "saturación" de las regiones rurales, lanzando a profusión bombas y productos químicos para hacer la vida imposible a los campesinos y obligarlos a concentrarse en las ciudades y las tituladas "aldeas estratégicas", controladas por los títeres estadounidenses.

Después de una poderosa ofensiva vietnamita, el 3 de abril de 1972, en represalia, Nixon reanudó los bombardeos contra el Norte. En mayo ordenó el minado de los puertos y los bombardeos a los diques que protegen a Hanoi de las crecidas del río Rojo, y se vio obligado a suspenderlos ante el rechazo mundial. El propósito de esa estrategia estadounidense, tanto en el Norte como en el Sur, era controlar la legendaria "ruta Ho Chi Minh", vía de suministros para el frente de combate que llegaban a los patriotas sudvietnamitas desde sus hermanos del norte.

Maniobras y nuevos bombardeos

En octubre de 1972, en una nueva maniobra, Estados Unidos aceptó reanudar las conversaciones en París, pero en diciembre volvió a atacar con los superbombarderos B-52 a la República Democrática de Viet Nam. Todo fue inútil. Los vietnamitas no se doblegaron. En el Sur, los norteamericanos continuaban bombardeando las zonas controladas por las Fuerzas Armadas Populares de Liberación. En enero de 1973 Estados Unidos se decidió a firmar los Acuerdos de París, pero al día siguiente comenzó a violarlos.

Los agresores cometieron crímenes brutales.

Una evidencia de la exitosa resistencia de los patriotas vietnamitas, fue que Estados Unidos llegó a acumular 540 mil soldados en el Sur, mientras los estrategas militares demandaban otros 200 mil hombres "para ganar rápidamente la guerra". El empujón final que precipitó el desplome de Estados Unidos y sus títeres, se produjo a mediados de marzo de 1975.

Una arrolladora ofensiva patriótica barrió las posiciones en la altiplanicie central, y al capturar el puerto de Tam Ky, cortó en dos el sur de Viet Nam, aislando la ciudad de Hue y la importante base aeronaval de Da Nang. Las acciones sembraron el pánico entre los ocupantes norteamericanos y sus aliados. La independencia total sería cuestión de días. El botín capturado en armas, equipos y bases militares fue de unos cinco mil millones de dólares.

Atrás quedaban mucho dolor y sufrimientos. Las pérdidas humanas fueron un millón y medio de combatientes, tres millones de civiles, y más de tres millones de mutilados. La aviación estadounidense lanzó 80 millones de litros de sustancias químicas tóxicas cuyas consecuencias en la población se extiende hasta nuestros días. Pero atrás también quedaron para la historia páginas conmovedoras de valor y heroísmo.
Con la liberación del Sur culminó la reunificación del país, y Hanoi se declaró capital de la Republica Democrática de Viet Nam.

La resistencia fue total. El triunfo fue de todos

De la victoria vietnamita pueden extraerse varias conclusiones. La primera, que es posible derrotar a un agresor que cuente con fuerzas superiores en hombres y armas, bajo una doctrina militar que abarque la participación en esa lucha de todo el pueblo, y tenga un Partido con una dirección firme y capaz. Porque en Viet Nam hubo una guerra de todo el pueblo en la que cada ciudadano hizo su aporte para alcanzar el triunfo.

Otra lección, es la importancia de la solidaridad internacional. Desde el inicio del conflicto, el pueblo vietnamita tuvo las simpatías y apoyo de todas las personas honestas del mundo, que rechazaron indignadas los atroces bombardeos y masacres contra la población de ese país. Nunca antes, después de la Segunda Guerra Mundial, se había manifestado tanta solidaridad hacia una nación, incluida la de la propia población de la potencia agresora.

Y una tercera enseñanza, indica que los pueblos deben prepararse para combatir y derrotar los planes aventureros de la clase dirigente de Estados Unidos, en su afán de imponer su dominio mundial en nombre de la democracia y la libertad.

La reconstrucción

Derrotada la agresión y alcanzada la reunificación, todas las energías de la nación vietnamita se encausaron a la reconstrucción socioeconómica. Una tarea titánica si se tiene en cuenta los cuantiosos daños causados durante los ocho años de conflicto bélico en que Estados Unidos empleó todo su potente arsenal destructivo. De los escombros de una economía agrícola atrasada, el país debía convertirse en una sociedad socialista próspera.

Con ese fin tenía que potenciar sus inmensas posibilidades agrícolas; los recursos mineros con que fue dotado por la naturaleza, pero sobre todo, la inteligencia y laboriosidad de su pueblo. En 1986 el Sexto Congreso Nacional del Partido Comunista adoptó la decisión de introducir un proceso de reformas en la economía. La nueva política se denominó Doi Moi (Renovación) que proporcionó cambios sustanciales en el quehacer productivo y dio pasos hacia la creación de una economía moderna.

La antigua Saigón, hoy Ciudad Ho Chi Minh, curada de las terribles heridas de la guerra

Progresivamente, las transformaciones comenzaron a dar sus frutos. El crecimiento económico de 2004 fue de 7,7 por ciento del producto interno bruto (PIB), la mayor tasa de aumento de los últimos ocho años; por primera vez el valor de las exportaciones alcanzó 26 mil millones de dólares. De importador de arroz, alimento básico en la alimentación popular, Viet Nam se ha convertido en segundo exportador mundial del cereal; asimismo es el primer exportador de pimienta del mundo; segundo de café y anacardo; cuarto de caucho y octavo de té.

Las exportaciones agrícolas, que incluyen madera, productos silvícolas y otros rubros, totalizaron cuatro mil millones de dólares. Las exportaciones industriales (petróleo crudo, ropas, calzados, bienes electrónicos, etc.) ocuparon el 74,5 por ciento de las ventas al exterior. Otros aspectos importantes de la economía son el turismo y las inversiones de capital extranjero directo que han acusado un notable crecimiento.

Área social

La salud y la educación también han estado en el centro de la preocupación de los dirigentes vietnamitas, debido a que -según explican- el crecimiento económico debe ir aparejado al crecimiento social. Se dedica especial atención a la preparación de la juventud, encargada de llevar adelante la revolución científica.

Pero a pesar de los logros en los 20 años de aplicación de las reformas, la dirección del país está muy consciente de que todavía hay que superar el atraso socioeconómico provocado por las guerras coloniales e imperialistas que les han sido impuestas a la nación.

De manera que a 30 años de la victoria sobre los invasores estadounidenses, Viet Nam está cambiando su rostro y está edificando "la patria diez veces más hermosa" con que soñó el Tío Ho.


artículo escrito el 15 de abril de 2005, por: ROBERTO CORREA WILSON

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