


Por toda la región se hallan diseminados los prósperos pueblos de los muong y los thai blancos.
Los canales se extienden no sólo por los arrozales inundados y los campos de mandioca, sino también por pueblos en los que muchas casas, construidas sobre pilares, poseen su propio estanque de peces.

Con todo, la riqueza de Moc Chau proviene del oro. Sus carreteras sin asfaltar son ideales para los que les gusta dar paseos; caminando por ellas es posible encontrarse con algún lugareño metido en un arroyo poco profundo provisto de una primitiva bomba de agua con la que aspira el barro, que luego tamiza en busca de pepitas de oro.

Es posible, sin embargo, que los antepasados de los thaí blancos que viven en Moc Chau llegasen hace mucho menos tiempo desde China o Laos.
Los idiomas muong y thai blanco son los más hablados, pero los matrimonios mixtos son frecuentes y ambas culturas presentan numerosas influencias recíprocas.
Ambos pueblos, por ejemplo, habitan en casas de madera construidas sobre altos y gruesos pilares, con suelos flexibles de cañas de bambú, contraventanas de madera y tejados voladizos de paja o de tejas.

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